domingo, 24 de noviembre de 2013

La Belleza

Me gustaría prodigarme bastante mas sobre estas líneas pero las obligaciones laborales, los entrenos y la vida que en general nos toca vivir a todos me llevan lejos del blog. Lo atlético no ha dado para mucho: desde un lamentable 41:37 en la Mercé pasamos a un par de sub40's (Correbarri y Mediterrani) y un 18:29 en el Downhill de 5 kilómetros de la Jean Bouin. Pero a pesar de que hoy ha sido la última de las pruebas señaladas, el tema del que me apetece hablar es de la belleza. 

"La Belleza" es una de las melodías de Luis Eduardo Aute que mas adentro te llega. Y creo que sin quererlo, sin tan siquiera pensarlo allá por 1989, es una de las canciones que mejor ilustran el mundo del atletismo actual, de esa popularización del deporte mas antiguo del mundo convertido en "running" (cosa de la que se aprovecha uno, que es de aprovechar las herramientas que Internet le da para centralizar tus búsquedas sobre el mundo del correr) y de como esto al final lo pagan, y a la vez lo acaban pagando, los corredores. La pasada semana Carles Castillejo se tenía que bajar tras un buen rato partiéndose el lomo en Valencia tras haberle prometido desde la organización el oro y el moro. Todo un verano echando horas y kilómetros buscando cerrar una buena marca mínima para el Europeo de Zurich, meses dedicados a 42 kilómetros en una ciudad, la del Turia, que prometía un recorrido afin y las mejores condiciones para que un profesional español destacara a gran nivel. Al final, aquello se quedó en nada, las liebres no aparecieron para acompañar a la figura española en ciernes y la cordura obligó a un tipo que se gana la vida con esto a echar el freno. La semana fue caliente, primero con el corredor haciendo público su enfado con la organización de la prueba; la respuesta de Paco Borao no se hizo esperar, señalando que su ritmo a la hora de la retirada (equivalente a una marca de 2:13:00) no era el de un corredor en su mejor forma.



Hoy Castillejo se ha consagrado campeón de España en Donosti. Con un tiempo de 2:12:43. Lo que un organizador se aventura a calificar como una marca "no en su mejor forma" le ha valido al catalán para consagrarse campeón, para obtener una mínima para el Europeo de Zurich y para, porque no decirlo, alcanzar la pura belleza. Porque al organizador de la maratón de Valencia (que aunque lo mencione ya por tercera vez no tengo fijación alguna con él: ocurre lo mismo con el de la Jean Bouin, con el de la San Silvestre Vallecana u otros tantos que no menciono) desde hace unos años le interesa dejar claro que "tanto tienes, tanto vales". Que en este "viva la revolución" del atletismo popular a veces no hay lugar para el que logra la gesta que lleva a la gente a calzarse las zapatillas y, finalmente, a dejarse el dinero en correr la carrera que organizan. Que al final, la belleza, queda sepultada bajo el asfalto; pero al igual que aquella playa que en mayo del 68 hizo a muchos arrancar los adoquines, hoy en San Sebastian se pisó fuerte para arrancar pequeños instantes de preciosidad.

Cáceres, Martín, Villalobos y el propio Castillejo se batían el cobre buscando la meta en Anoeta. La inoportuna lesión del atleta de Viladecans dejaba una terna muy interesante que, junto al etiope Tulú, marcó un ritmo espectacular (ayudados hasta la media por el campeón de la Behobia de este año, Pedro Nimo). Solo al final, después de una gran faena conjunta con Villalobos, pudo Castillejo olvidarse de una semana de mierda, de promesas incumplidas, de encontrarse al borde de la desesperación. Que sean lágrimas lo primero que vemos al observar a Castillejo no debe llevarnos a sacar conclusiones distintas: lo mismo hubiera dado que al llegar se echara a reir o mentara a Borao y a toda su familia. No debemos alejarnos del verdadero mensaje que esa expresión de sentimientos tan variados (alegría, sufrimiento, rabia) trae consigo: nunca hay que dejar que los que van de profetas te digan donde está el éxito, que por lo general siempre es su (linea de) meta. En un mundo donde todos queremos ser Kilian, Haile o Carles, intentar ser uno mismo y conseguirlo es una de las cosas mas bonitas. Tu marca eres tu y tus circunstancias, solo ellas están contigo en la ruta, solo tu sabes lo que has hecho para superar tus obstáculos y nadie mas que tu debe disfrutarlas. En un mundillo en el que cada vez hay mas organizadores que atletas viviendo de marcas, las lagrimas de Castillejo son las nuestras. Igual nosotros somos mas de publicarlo en Facebook que de llorar, pero vienen a representar lo mismo: esos instantes en los que uno roza, y solo roza, la belleza.

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